La mayoría de nosotros hoy en día hemos escuchado el término ‘cero neto’. En pocas palabras, se refiere al equilibrio entre los niveles de gases de efecto invernadero producidos y la cantidad recuperada de la atmósfera.
Alcanzar el cero neto sería cuando la cantidad de estos gases nocivos que agregamos a la atmósfera no es mayor que la cantidad que se sustrae.
El cero neto es importante ya que es una forma clave en la que podemos abordar el cambio climático al reducir el calentamiento global. Los gases de efecto invernadero atrapan el calor en la atmósfera y calientan el planeta.
Los principales gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, que son todos naturales, y los gases fluorados, que son sintéticos.
Actualmente, el Reino Unido tiene el objetivo de alcanzar el cero neto para 2050, mientras que dos proyectos de ley sobre cambio climático que avanzan a través de Stormont tienen dos objetivos separados: uno que refleja el objetivo del Reino Unido y otro que apunta a reducir las emisiones en un 82 % para 2050.